Jesús

Día de la Ascensión

   En la víspera del cuadragésimo día se quedaron despiertos toda la noche escuchando a Jesús a cerca de las Glorias y Actividades en los Planos de Luz, el Cielo y los requisitos de Pureza para la Ascensión.  Mientras Jesús estaba presente nadie pensaba en dormir. Había llegado la Hora de la Ascensión. Él ya había instruido que esa noche al amanecer iría sólo a la cima de la colina de Betania, que a las nueve en punto bajaría con Pedro y con Juan y dejaría que los demás lo siguieran. También le dijo a Juan que podía obtener su Ascensión al término de esa encarnación por su fidelidad y Amor y su servicio a María y a los demás en los años por venir.
Al amanecer Jesús dejo la casa de Martha, ella le preguntó a donde iba, Jesús le respondió ven y mira.
Aquella mañana era en el mes de Mayo, Jesús estaba agradecido por las bellezas de la Tierra y las fragancias de la Primavera, mientras derramaba Su Amor a la Naturaleza, a la tierra, el agua, el aire que le habían servido, y también al Sol; lo vio salir sabiendo que Él seguiría su ejemplo ese día. Invocó al Mahá Chohán, el Confortador, para que se hiciera cargo y sostuviera a sus discípulos y los mantuviera rectos en el Sendero de la Luz.
Lentamente, Jesús comenzó a caminar hacia la colina de Betania, por aquel sendero que María había marcado sobre la grama, que aún estaba húmeda por el rocío. Ella había transitado la senda cubierta de hierba hasta la cima, donde tenía el hábito de orar y realizar Sus Aplicaciones, durante el tiempo que Jesús estuvo en la India y Su Misión.
A través de la Energía diaria de Contemplaciones e Invocaciones se había creado una natural y Espiritual vereda o sendero de Luz hacia El Cielo. Por ese Momentum formado o Foco de la Llama Blanca de la Ascensión, Jesús Ascendería ese día.
Jesús caminó esa senda hacia su propia realización, la unión con Su Presencia YO SOY.
La gente lo seguía y lo seguía sin importar lo que estaba haciendo, los discípulos ya estaban allí y la gente seguía reuniéndose, hasta que hubo cerca de quinientas personas. Todos expectantes de alguna revelación, evento o milagro.
Jesús se fue a la roca en la cima, al pararse sobre ella sintió la  Corriente de Invocaciones acumuladas por María, como un gran torrente de Energía. Estaba tan envuelto con ella que difícilmente podía esperar hasta la hora en que dejaría la Tierra. Por momentos su atención descendía, y Él pensaba en Su Madre que había aceptado quedarse con el fin de mantener el contacto con los ámbitos Superiores, también pensaba en los discípulos y seguidores quienes habían absorbido tan poco de Sus Enseñanzas, y cómo se podría construir sobre estas bases un Movimiento Cristiano.
Él Sentía el tirón de Su Presencia YO SOY, así era mantenido entre los dos reinos.
María instruyó a los hombres para que velaran que la gente no subiera a la cima, para que Jesús pudiera estar en Comunión y Contemplación con Su Presencia y los Grandes Seres.
Jesús Realizó tratamientos, descargó Su Amor a su Gurú, a Helios y Vesta y a otros Seres. Solicitó la Asistencia para Su Ascensión.
Estuvieron presentes para Su Ascensión Aries, Virgo, El Mahá Chohán, El Arcángel Miguel, San José, Serapis Bey y su actividad de la Llama Blanca de la Ascensión, y cantidades de Ángeles que rodeaban la atmósfera.
La gente intentaba subir, María y los hombres se pararon para evitar que siguieran, Ella los entretenía contándoles historias de Jesús.
En un momento Jesús se tornó más Luminoso y Majestuoso, la Luz se incrementaba constantemente, mientras Él permanecía en la cima de la colina. La gente naturalmente retrocedía con temor, mientras la Luz se volvía más y más brillante.
Una Radiación Intensa brillo alrededor de Él y un sentimiento de  Gran Paz rodeó a todos. Jesús brillaba como un sol, con destellos blancos que emanaban de su Ser.
A las nueve en punto María y lo discípulos subieron la colina, la gente permanecía abajo, tan temerosa que algunos no sabían si huir o quedarse allí.
La Presencia de Jesús era un Llamarada de Luz tan brillante que difícilmente se podía mirar sobre ella.
María y Juan estaban a su lado, sabiendo lo que sucedía permanecieron en contemplación y asistiéndole con la Llama de la Ascensión.
El Cielo estaba despejado y Azul. Jesús parecía estar reconociendo el territorio que había caminado, Getsemaní, el calvario, los ciprés de la tumba, pero ahora con completa maestría. Luego se dirigió a los discípulos reconociendo que habían estado con Él en su hora difícil y que merecían la Gloria  de su Padre. Y les dijo; “He aquí que YO SOY siempre con ustedes, hasta el fin del mundo”. Su voz Poderosa estremeció a todos enviando una carga de Energía.
Él extendió Sus manos en Bendición hacia sus discípulos. La gente caía de rodillas para recibir también Su Bendición.
Jesús hablaba desde su Cristo Interno; Oraba y Bendecía; En sus últimas palabras audibles se escuchó; “Ahora, Oh Padre, Glorifícame con Tu Gloria la que he tenido contigo antes de que el  mundo existiera”. 
Al levantar sus rostros del suelo algunos vieron sus pies elevándose del suelo. Hubo un lapso de suspenso en el espacio entre los dos reinos, allí había un Puente de Luz entre lo humano y lo Divino.
Mientras estaba parado allí un Rayo de Luz y Energía de Su Presencia descendió y lo envolvió Ascendiéndolo dentro de la Luz. Esto ocurrió mientras el Sol alcanzaba el cenit, justo al mediodía. Jesús Ascendió Concientemente con los brazos extendido derramando Bendiciones.
Hubo  un gran silencio mientras se elevaba más y más en lo alto del Cielo, Su luz se volvió más brillante. Los Ángeles recibieron a Jesús.
María y los otros mantuvieron la vigilia hasta pasado el mediodía.
Por A.D.K. Luk